Como si de un caballo de carreras que no acelera a trompicones, a veces parece que sí y a veces parece que no, la película se mueve siempre en intentos movedizos que acaban por dejar la película en un mal lugar debido a las altas expectativas para con ella.
Decepcionado por la falta de constancia, por el pequeño guiño a los parones comerciales del cine de palomitas, decepcionado en definitiva con el ritmo de película corriente, no puedo ver lo que pensé que se podría llegar a ver en un proyecto del calado de este.
Allí donde esperaba más fiereza, más alucine, me he encontrado un caer lacónico de momentos, un matrimonio de frases sencillas y una actitud de Katie Holmes demasiado pusilánime como para siquiera querer entrar en el recorrido de emociones de una niña que simplemente tiene rostro para el papel.
Bien es cierto que no necesita de exageraciones musicales para crear cierta tensión, bien es cierto que con unos cuantos susurros y unos gnomos digitalmente perfectos se sostiene en una penumbra de misterio suficiente, pero el momento emocional, las explicaciones de biblioteca y la escena de arranque la acercan más a lo ramplón que a lo lleno de calidad aún estando por encima de la media del género con solvencia.