Crítica de la película Robogeisha por Beiger

La verdad es que me cuesta puntuar bajo ésta película porque me lo he pasado genial viéndola. Pese a que no debería influir en la valoración de la propia película, el hecho de que director y productor de la misma salgan vestidos exclusivamente con un taparrabos a presentarla en la Semana de terror, le hace subir puntos, lo siento. Por lo demás, estamos ante un argumento excusa que sirve para desatar todo el imaginario de locura y violencia tonta de la que los japoneses son capaces, que no es poca. Hecho de menos efectos no digitales, pero entiendo que entonces el presupuesto de la película subiría lo suficiente como para no justificar la tontería de argumento que supone poner a una geisha robótica capaz de sacar espadas samurais de sus sobacos (etre otras muchas grandes habilidades). Por eso el presupuesto no importa, la calidad tampoco y, ni siquiera, el propio argumento. Entonces, ¿qué es lo importante? Es gag, lo chocante, el golpe. Y ahí Robogeisha funciona sorprendentemente bien. Mucho mejor de lo esperable. ¿La clave? Probablemente el que sepa buscar cierta solemnidad y cierto drama, para luego hundirlo en el más profundo de los sinsentidos y ridículos. Es el problema de muchas de estas películas que intentan lo mismo que Robogeisha pero no lo consiguen: aunque sepas que estás haciendo algo poco serio, si los propios personajes ni siquiera intentan generar un poco de conflicto, al espectador le acaba dando igual lo que pase.

En fin, probablemente Robogeisha no merezca pararse a analizar muy profundamente la razón de su éxito. Seguramente lo mejor sea apagar el cerebro y disfrutar de un buen rato riendo con todas las situaciones totalmente imposibles que nos propone. Pero de verdad que no es tan fácil hacerlo mal, y casi ninguno lo consigue...

Astracanada de las que no aguantas dos.