London River es una película sencilla que muestra
rápidamente sus cartas. Dos personajes, un gran prejuicio por parte de ella, y
un inevitable entendimiento. Esto es lo que nos ofrece desde el principio la
película y evoluciona por los cauces de la sensatez, sin demasiada sorpresa.
Los personajes principales están bastante bien dibujados, y hay un esfuerzo
especial por crear una sensación de tranquilidad con los secundarios
musulmanes, que en principio a la protagonista se le antojan sospechosos.
Incluso en la escena del interrogatorio a Ousmane, donde otros hubieran cargado
las tintas del abuso y el prejuicio, Bouchareb decide dar un pequeño giro (no un giro argumental, pero sí con respecto a las
convenciones del género) y descubrir que el policía también es musulmán y que todo va bien. En
gran parte, es una película dedicada al entendimiento, alejada del
sensacionalismo y los clichés más negativos. Un tono que se agradece en un
ambiente tan viciado como el de los días posteriores a los atentados de
Londres.
En
parte por esa razón, no se entiende que se haya decidido cerrar la película con
un forzado desenlace trágico. Resulta doblemente forzado, primero por la
incompresible confianza absoluta de los protagonistas ante unos cálculos
aproximados de horarios y una asunción de que sus hijos en Francia no habrían
oído nada de los atentados. Está demasiado preparado para que el golpe sea más
fuerte, pero lo lógico sería que aunque esta nueva información fuera un pequeño
balón de oxígeno, no dieran el asunto por resuelto hasta oír las voces de sus
hijos. Pero en segundo lugar, y más importante, porque se trata de un desenlace
innecesario que no aporta nada y que resulta tramposo. Ya hemos descubierto la
razón de la desaparición: unas vacaciones, resulta toda una oportuna
coincidencia que además hubieran montado en el autobús fatídico. Un final que
sólo responde a la necesidad de enfatizar el drama y que además de no estar a
tono con el resto de la película, sobra. Es demasiado fácil recurrir siempre a la madre desconsolado.
En general se trata de una película con muy buen ritmo, buen tratamiento de los personajes y una mirada social afinada. Nada especialmente nuevo pero con cierta calidad. Otra película que debemos añadir a la lista de historias sobre madres luchadoras en esta edición del festival de San Sebastián. La edición de las madres.