Crítica de la película Hellboy por Iñaki Ortiz

Cumple su función de entretenimiento para una tarde de sábado. Esto es básicamente lo mejor que se puede decir de la película, pero cuidado que no es tan poco como pudiera parecer. Esto quiere decir que en la mayor parte de su metraje no es aburrida. Quiere decir que no tiene momentos insultantes, quizá ridículos pero no insultantes.

Como espectáculo cumple un poco a medias. Sus efectos especiales dejan un poco de trabajo para la imaginación y la buena disposición del espectador. Con un diablillo que bien podría ser un “dibu” y ahorrarse así el modelo digital. Mucho cante de ordenador. En cuanto a dirección el espectáculo se reduce a momentos ya vistos (como la vista aérea de “El espinazo del diablo” y poco más. Las peleas pronto se convierten en colorines digitales.

La fuerza de los personajes es quizá de lo más interesante. En especial el protagonista con su aspecto brutal y su carácter de fuertote refunfuñón, una mezcla de Obélix y Conan. También el malvado sadomaso de la mascara de gas tiene algo de fuerza. Y un poco, que no mucho, el mismísimo Rasputín.

El comienzo, antes de las letras, y los títulos de crédito no están nada mal. Una pena que la película se diluya en una especie de Men in Black – Cazafantasmas. Además contiene un historia de amor tonta pero no ridícula. En positivo, su descaro al transgredir todas las normas del sentido común. En negativo, fallar casi siempre al hacerlo. Como por ejemplo con el personaje compañero de Hellboy. ¿Nadie se imagina a un friky vestido de tal guisa en el estreno de la película? Terriblemente ridículo.

Este director muestra que tiene talento. Cuando empiece a utilizarlo aplaudiré.



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