El mundo de Narnia sigue teniendo buena puntuación siempre, incluso como en esta ocasión en la que resulta mermado por los humanos, pero en conjunto esta película no es ni tan potente ni digna al buen nombre del mundo proveniente de las novelas. El ritmo lento de mucho hablar es hasta fácil de considerar y entender, primero por el lío de tegemanejes y reinos, segundo por la necesidad infantil de mostrar el asunto claramente, pero el tono de mala discusión, con malas actuaciones, Caspian es horroso, termina por ralentizar y eternizar una batalla continuada por la búsqueda de la siguiente decisión. Donde se encuentra cómodo el mensaje de esta historia adaptada al cine es en la moralina, la fe y listo, complicarse en muchos minutos de malos y buenos que discuten con más buenos y tal y cual, solo hace aburrido un caer de escenas que encima no tienen demasiada potencia visual.
Si al final se mantiene algo la paciencia y la atención, es por una batalla final digna, un enfrentamiento mano a mano misterioso pero suficiente y la vuelta de la bruja como guiño de lo que en otros tiempos todo fue mejor. Los niños ya no son tan niños, y así ejercen de reyes en un lugar donde ya no son necesarios, así mismo se acaba mostrando en el film. No es que me haya decepcionado, es que no me ha gustado mucha parte del film.
Quizás en otro otoño, con otro mundo que haya evolucionado hacia otra forma, podamos volver a meternos de lleno en Narnia, sin perder demasiado en disputas de chicos demasiado jóvenes para resultar enérgicos y reyes demasiado bajitos y de caras raras para parecer peligrosos. Por lo demás, ver aparecer centauros en mitad del bosque y que encima te dejen su ejército parace realmente maravilloso, como siempre, vaya, a ver qué tal la próxima vez.