Eso de cambiar la historia de Caperucita roja para renovarla no va a funcionar categóricamente en esta novela, que se utiliza vilmente para recrear desde un personaje otros sucesos que le apetecen a un director novel.
A pesar de su triunfo en los premios italianos Europacinema, esta película ha pasado desapercibida como contexo y como resultado, y además con cierto aire de poco atractivo, salvándose en el capítulo de las actrices, dignas y resonantes.
Ángela Molina (La sconosciuta o Anastezsi), Elvira Mínguez (Pudor o Tapas), Antonia San Juan (Todo sobre mi madre o 20 centímetros) o María Galiana (Dos rivales casi iguales o Solas), pertencen ahora mismo a un grupo de actrices que ayudan en películas menores a recrear un escenario mayor donde poder demostrar, si es que hiciera falta a estas alturas, su capacidad ante la cámara.