El pueblo indio americano actual - no el de los indios y vaqueros sino el de las reservas de hoy en día - ha tenido muy poca presencia en el cine norteamericano, a pesar de su peculiar situación dentro del continente. En esta película la tiene pero sin necesidad de caer en el panfleto o en la condescendencia. Trata con naturalidad estas relaciones que forman parte de la trama con sentido común y sin prejuicios.
Lo bueno de esta película es que sabe ir más allá sin quedar lastrada por su mensaje. El hecho de querer transmitir una idea, querer retratar algunos de los problemas de la sociedad americana, no evita que exista una trama interesante de fondo que sabe jugar bien con el ritmo y las emociones. De esta manera, ambos conceptos, mensaje y argumento se refuerzan mutuamente.
Un pequeño pero a esta película: toda la escena del bebé abandonado en la nieve, demasiado inverosímil y oportuna para crear una tragedia artificial. En una palabra, forzado. Es relleno fácil. Por suerte, todo queda en una pequeña anécdota y la película puede seguir avanzando con buen tino.
Una estupenda interpretación de su protagonista Melissa Leo y una dirección de corte independiente muy elegante de Courtney Hunt hacen de esta una buena película que, por otro lado, tampoco pasará a la historia.
Veremos nuevos trabajos de la directora.