Crítica de la película Solomon Kane por William Munny

Sin intención de mostrar la película como un auténtico peliculón, ni siquiera como una película buena, sí que puedo decir firmemente que estamos ante un producto que merece la pena acotándolo a su justa medida. El creador de Conan, Robert E. Howard, también jugó a soltar al mundo a un héroe del siglo XVII que se atreve a impartir justicia al más puro estilo admirable. Hasta aquí todo parece tener un toque comercial vasado en las peleas y muertes en medio de música preparada en lata para esos momentos, pero en este caso creo que hay algo más.

El actor encargado de dar rostro al héroe Solomon Kane es uno de los protagonistas de la serie televisiva Roma, James Purefoy, que al menos entra en el canon de personaje masculino mitad todo, dispuesto a parecer fuerte, guapo, sensible y ambiguo, un todo en uno que como novedad nos desvía en el mundo de los actores héroe ofreciendo algo nuevo en esta producción europea. La esencia es la misma, ser el mejor y el más justo, pero con una ambientación muy lograda, un ritmo muy decente y muchas referencias a buen cine de este tipo, cosas que en algunos casos suele resultar una imitación burda pero en este parece que al menos es un apoyo respetuoso para la acción.

Por tanto, el espectador de Solomon Kane es un espectador que busca algo razonable, ni muy malo ni lo mejor, un espectador que sabe apreciar las cosas buenas de un film que trata de ser completo, bien llevado y no se abandona tan solo a cuatro momentos de acción total que le conviertan en un film común de espadas. Todos sabemos distingir siempre entre los trabajos bien hechos y mal hechos. Este puede ser un ejemplo de trabajo hecho, con dinero pero si pasarse, que mantiene un nivel más que aceptable aunque las comparaciones sean horribles. Esta parece una aventura en la que al salir del cine no piensas me han estafado el dinero, tienes lo que esperabas y sin burlarse de tu capacidad de comprensión.