Crítica de la película The Reader (El lector) por Hypnos

Merecedora de todo


5/5
16/03/2009

Crítica de The Reader (El lector)
por Hypnos



Carátula de la película En ocasiones, tengo la mala costumbre de leer la novela en que se basan películas importantes con anterioridad a ver la película. Y en la mayoría de las ocasiones, por ese pacto no escrito de fidelidad al primer texto con el que uno se topa, eso provoca que la película baje enteros. Ejemplos extremos de esto lo representan Memorias de una geisha y Revolutionary Road.

No obstante lo anterior, he de confesar que Stephen Daldry ha sido capaz de superar esa prueba y, sobre todo, David Hare, guionista que se ha encargado de adaptar la novela de Schlink, ha hecho un trabajo fabuloso. La película, como la novela, está dividida en tres partes: la adolescencia de Michael Berg; la época universitaria de Michael Berg y la edad más madura de Michael Berg.

El primer tercio del film está bien llevado en líneas generales, sin embargo creo que la novela es superior. Sobre todo por dos motivos. Se decide cambiar la escena en la que Michael, en las vacaciones con Hannah, decide dejarle una nota mientras ella duerme para ir a hacer algún recado. Cuando vuelve se encuentra a Hannah enfurecida, que lo agrade con un cinturón, y cuando Michael le dice que le había dejado una nota, Hannah lo niega, Michael la busca y no la encuentra. Se trata del inicio de una nueva fase en la relación entre ambos, y es un episodio lo suficientemente sutil para introducir el analfabetismo de Hannah. En la película se ha cambiado dicha escena por una mucho menos sutil, como es el momento en el que van a comer a una especie de merendero en el que el analfabetismo de Hannah es patente y queda explícito, mirando nerviosa la carta.

El segundo cambio importante es en la despedida de Hannah. En la novela es abrupta, y Michael lleva ya algún tiempo sintiendo que su relación con Hannah está en algún punto muerto, sintiéndose por encima de la misma incluso. Hannah aparece en la piscina y después desaparece. Es menos realista, pero es una de las imágenes que Michael recuerda (lo dice expresamente en la novela). El resto de imágenes (la visita de Hannah a casa de Michael) desparecen, a excepción de ella colocándose las medias.

En contraposición, dos ejemplos de brillantes de Daldry: la primera escena de sexo, los preparativos de la misma, y el montaje paralelo con la comida con su familia, el ruido de platos y cubiertos, y los jadeos de ambos; y Michael, tras la desaparición de Hannah, se da un baño en el lago, para cerrar la primera parte del film.

Pero, sobre todo, donde el trabajo de Hare y Daldry supera a la novela es en la segunda parte, en el juicio. En el texto original de Schlink, la novela pierde mucha fuerza, puede que la condición de jurista del autor le lleve a centrarse más en los fundamentos de filosofía de derecho que se desprende el juicio, que de la manera en que han de actuar sus personajes.

Se corrige el hecho de que la hija superviviente del campo de concentración no se ponga a gritar en mitad del juicio que Hannah elegía a las más débiles para llevárselas a su barracón. Lo dice de una manera más natural en el interrogatorio y, sobre todo, son muy buenos los momentos de la prueba caligráfica; la visita a Auschwitz; las conversaciones con su profesor; o el intento de visita a la cárcel a Hannah que termina frustrado para, acto seguido, ir a la habitación de su compañera de clase.

Pero, sobre todo, donde el film rebasa la quinta estrella es en la magnífica escena de la grabación de las cintas. Tuve la surte de ver la película en versión original, y la voz de Ralph Fiennes es un auténtico lujo. Una escena en la que decir que a uno se le ponen los pelos de punta es ser soez.

Finalmente, el interés de Daldry con el largo epílogo es cargar las tintas en el aspecto metafórico del film: las tres generaciones. La del escarnio, la segunda generación que ha de cargar las tintas con lo que sus padres consintieron, y la tercera generación, la de la hija de Michael.

Con todo, una estupenda película que consolida a Stephen Daldry, tras Las horas, en uno de los directores más importantes del panorama, y en la que se consolida, si es que lo necesitaba, a una Kate Winslet impecable e imperial, bordando el personaje de Hannah. Uno agradece que se hubiera caído del proyecto Nicole Kidman.

Mi mayor pero es a una banda sonora de circunstancias, machacona en ocasiones, y que no hace más que acentuar la gran pérdida que sufrió el film a causa de las prisas, con la retirada del proyecto de Alberto Iglesias.




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