Crítica de la película Midnight Movie por Keichi

Metacine frustrado


2/5
16/12/2008

Crítica de Midnight Movie
por Keichi



Carátula de la película El séptimo arte es propenso a dialogar acerca de su propia sustancia. El metacine está presente en la gran pantalla casi desde sus orígenes, pero si hay un género especialmente propenso a la reciprocidad de este discurso ese es el del terror. En parte porque los aficionados suelen ser espectadores que ven mucho más allá de la sangre y los monstruos, pero también porque sus mecanismos resultan lo suficientemente uniformes. Así pues, la sala de cine es un escenario idóneo en el que el romper la frontera de la cuarta barrera. Al igual que El último gran héroe, en Midnight Movie la pantalla es una puerta de acceso a otro mundo, pero al contrario que en el film de John McTiernan todo este contexto brilla por su ausencia.

En efecto, Jack Messitt ha pretendido estrenarse cómo director con un largometraje demasiado blanco, desaprovechando una idea que podía dar mucho más de si. De acuerdo, hay un asesino enmascarado, un grupo de personas atrapadas entre butacas y una ajada producción de los sesenta de por medio, pero son elementos circunstanciales. Ciertamente, la iconografía de la sala de cine no va más allá de lo material. Dicho de otro modo, a lo largo de la película no existe ninguna referencia, ningún guiño de complicidad al espectador, y eso convierte la propuesta en algo tedioso e insustancial. No es que el dialogo entre espectador y cineasta no termine de funcionar, es que este es inexistente.

Tanto el reparto como la producción son pequeños y simpáticos. El guión trata de solventar su llamativo vacío argumental -toda la explicación del origen de la película maldita es innecesaria- a través de los personajes, pero tampoco aquí los clichés están demasiado bien representados. Cómo queriendo aliviar el tedio del espectador, la sucesión de muertes se produce a una velocidad pasmosa. Estos momentos cumbre están resueltos a través de una casquería sorprendentemente inocua, como de principios de los ochenta, pero no han sido concebidos en clave de homenaje. La luminosidad de la fotografía ni siquiera nos remite al slasher propio de la Matanza de Texas. ¿Dónde está el amor al género? Basta evocar a otros directores cómo Mike Méndez o John Gulager para entender que esta sesión nocturna llega irremediablemente tarde.

Quisiera añadir una última disertación no cinematográfica. Resulta inexplicable que el trabajo de Jack Messitt haya sido premiado por partida doble en el Festival de Terror de Chicago, un certamen que parece idolatrar lo propio. Lo cierto es que esta propuesta podría entenderse en otro contexto cultural, pero nunca en el seno de una industria tan íntimamente ligada al género cómo lo es la norteamericana. Una vez visto lo poco que ofrece no es de extrañar que salga a la venta directamente en el mercado doméstico, sobre todo teniendo en cuenta el juego que a priori podía dar proyectada en una gran sala de cine.

En resumidas cuentas, Midnight Movie es una película mal concebida y peor resuelta a la que le falta ambición para ser algo más de lo que es, un anodino intento de imitación de la Serie B. Incluso se echa en falta algo de caspa. Uno puede invocar a la benevolencia amparándose en sus jóvenes intérpretes o su escaso presupuesto, pero al fin y al cabo -y volvemos a filosofar aquí acerca de la esencia del cine- una película siempre busca contar una historia. La de esta ha nacido sin alma.




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