Crítica de la película Fantasmas de Goya por Romulo

Milos, ¿en forma?


4/5
05/09/2006

Crítica de Fantasmas de Goya
por Romulo



Carátula de la película
Nunca ha sido Milos Forman director de muchas películas. Filma alguna de tanto en tanto, sin exprimirse demasiado. Claro que, cuando hace una, el espectador sabe que tiene delante una película con un mínimo de calidad notable.

Sus últimas películas, Man on the moon y El escándalo de Larry Flint, se remontan en su producción a 1999 y 1996, respectivamente. Ha llovido. Y, además, siendo cintas interesantes, tampoco han sido sus mejores trabajos. Así que la gran duda es si nos vamos a encontrar con un Milos Forman en forma o con otra vaca sagrada en línea descendente.

Material hay. Goya. Sus pinturas. La recreación histórica. Grandísimos actores (Bardem, la Portman y la curiosísima elección de Stellan Skarsgard para dar vida al artista aragonés). Y, en el recuerdo, la película que Saura firmó hace ya unos años (Goya en Burdeos). De todos modos, no creo que sea una referencia, ni siquiera para las consabidas y alevosas comparaciones ("pues la de Saura era mejor" o bien "esta sí que está bien y no aquella..."), porque el trabajo de Saura fue tan abiertamente experimental que escapaba incluso del concepto de narración, tal y como se entiende en cine. Quizás no por eso deje de ser un referente, pero digamos que es un referente difuso, distinto, fantasma, con, eso sí, un Goya impresionante interpretado por Paco Rabal.

Veremos que hace Forman, autor de obras tan importantes como Amadeus o Alguien voló sobre el nido del cuco, con la memoria y la obra del grande grandísimo Francisco de Goya.




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