Me preguntaba en la precrítica si esta sería una película mala insufrible o mala y soportable, más opciones no había. Efectivamente, mala ha sido, y mucho, pero también nos ha dejado momentos divertidos, llamativos, jugosos.
Para ello, eso sí, ha necesitado parar su tono en seco, tirarlo a la basura y empezar con otro nuevo. Eso a mitad de la película. Porque, al principio, el film presume de seriedad, se toma su tiempo para que los personajes naveguen, encallen, se pierdan… ¡tanto tiempo! Si uno está prestando demasiada atención, que no era mi caso, esto puede resultar soporífero.
Después, en el momento del encuentro con el trío calavera, los mecanismos son insultantemente manidos. Es aburrido ver como se intenta mantener un ritmo de situaciones violentas ascendentes. Yo creo que llegado a un punto, algún responsable de la película (¿el productor, el director?) se dio cuenta de que con eso no se iba a ninguna parte. Que la película era simple y llanamente un tostón que no aportaba nada nuevo.
Total, que cambiamos el tono, y de serio pasa a caricaturesco, coñero, con miembros atrapados en rodamientos cortantes y trampas de anzuelos ridículamente imposibles. Se consigue con eso la diversión inmediata, al menos en el Teatro Principal, en la semana de terror, donde se anima rápidamente el respetable.
Un giro que salva a la película de ser insoportable. Pero no la salva de ser una película mala, primero aburrida y luego sin demasiado sentido. Se molesta en generar toda una atmósfera de impotencia para terminar cargándosela con una superioridad notable de la protagonista sobre los chicos malos. En fin, una tontería.