El cine de acción moderno, y su carácter crudo, directo, sin florituras, también afecta al cine de terror. La moda del teen terror a lo Wes Craven ha quedado atrás y ahora lo que se lleva es un terror más contundente, en la línea de Hostel.
Y quien mejor para protagonizar una nueva incursión en este tipo de terror que el protagonista de la serie que es hija predilecta del nuevo cine de acción. Hablo de la serie 24, lógicamente, y del actor Kiefer Sutherland en concreto. Un actor correcto que no es ni la sombra de su padre, y que después de llegar a un punto muy bajo en su carrera, reforzó su fama con esta serie de tremendo éxito y gracias a ello vuelve a colarse en algunos productos de poca monta como este pero, en cualquier caso, de repercusión internacional.
Además de plegarse completamente al género de moda, se trata del remake de una película coreana de Kim Sung-ho, El otro lado del espejo. La importanción y americanización del terror oriental es otra de las modas actuales, aunque ya está agotándose demasiado, no corren los tiempos de The Ring.
El director, Alexandre Aja, trae como aval su versión de Las colinas tienen ojos, otro remake, con el que quiso diferenciarse por su uso de un considerable nivel de violencia. Todo un mercenario del cine de terror.
En definitva, un producto barato para rodar en cómodos interiores con pocos actores. Un sencillo formato de thriller disfrazado de terror, género con mercado estable. Basada en otra película que nadie ha visto en EEUU y que ya tiene un éxito probado. Una estrella con buena relación fama/caché al frente de un reparto de segunda fila. Es el contexto ideal para un productor de Hollywood que no tiene más interés que ganarse unos dineritos seguros. No es necesaria la imaginación, ni la calidad. Sólo una fotografía suficientemente oscura y unos planos ágiles que recuerden a otras tantas obras actuales.
Desinterés absoluto.