Esta es una de esas películas que un actor como Eastwood levantan, mantienen y zarandean al ritmo del cine de siempre que se moderniza porque su público ya no es de mecedora en el porche sino de sofá y calma cálida.
No será difícil de imaginar que las frases estarán ajustadas a la altura de un rostro y un tono de fama que las pronuncie. Si además unimos el baseball a la ecuación el film triunfa seguro en su país natal, y atrae atenciones en el resto del mundo, fiel a la gran industria y su capacidad de cine de calidad pero sin más, sin novedad, sobrio.
Eso sí, sentimental y romántica hasta niveles que cada uno deberá saber si le apetece soportar. El debutante director Robert Lorenz apuesta por ententes que funcionan con estereotipos remarcados. Un ojeador y sus poses, su familia, etc…cine que siempre han hecho y seguirán haciendo.
PD: Moneyball es más cosmopolita