La cartelera se mueve extraña en verano. Los estrenos difíciles que no saben donde ubicarse van cumpliendo con los huecos permitidos por las distribuidoras. Así van apareciendo estos estrenos de directores franceses que aun tienen pocas películas en su haber. Hace muy poquito se daba el caso de La última nota. ¿Será el verano? ¿Será la ley del cine? No sé lo que será, pero quizá podamos sacar algo útil de todo esto.
Pero a lo que vamos, se estrena en nuestro país la última película de Gérald Hustache-Mathieu y me sorprendería mucho que al lector le sonara este nombre. Anteriormente tiene un cortometraje y un mediometraje nada más, poca cosa, ahora bien, suficientemente premiados ambos como para que nos tomemos en serio a este tipo. Cabe destacar que se trataban de premios en su país.
Hablar de los intérpretes es más de lo mismo. La protagonista, Sophie Quinton, ha participado en los anteriores trabajos del director. A quien sí hemos visto recientemente es a la actriz de nombre absurdamente francés Miou-miou, concretamente en la interesante La ciencia del sueño.
Atención porque esta puede ser una interesante historia con tintes sádicos y mente retorcida, pero sin exceso, con el gusto francés por la perversidad moderada. Una monja que las pasará canutas y otras monjas que se lo harán pasar así. Todos sabemos de qué son capaces estos seres con cofia, ¿verdad? La película puede ganarme con una cuidada iconografía religiosa bien reflejada en la fotografía y con unas actrices en su punto. Siempre tiendo a fiarme del país vecino, esta vez lo haré con mucho tiento. No animo a nadie a ir al cine pero con suerte haya despertado al menos la simple curiosidad de algún lector.
Y si no, veremos al ogro verde y ya está.