De los gamberros guionistas de Como perros y gatos, Bad Santa y Una pandilla de pelotas, Glenn Ficarra y John Requa, nos llega esta comedia negra con la que también dan el salto a la dirección. La historia es la adaptación de un libro basado en hechos reales escrito por el periodista Steve McVicker, con la homosexualidad como gran motor de la trama.
Es curioso, que después del éxito que han cosechado títulos como Brokeback Mountain o Mi nombre es Harvey Milk, esta cinta haya tenido problemas para encontrar una distribuidora en Estados Unidos, según parece, por contener escenas de sexo gay demasiado explícitas. Con el falso puritanismo hemos topado, que prefieren girar la vista antes que apreciar lo que parece una original y mordaz historia en clave de comedia dramática, con situaciones insólitas y rocambolescas.
Puede que a muchos, ver que su protagonista es Jim Carrey, les parezca que va a ser una comedia más dónde sus muecas reinarán en cada escena. Creo que nada más lejos de la realidad. Carrey ya ha demostrado que sabe interpretar alejado de equilibrismos con su cuerpo. El Show de Truman, Man on the Moon y sobre todo ¡Olvidate de mí! son buena muestra de ello. Además, la temática del film, no creo que deje hueco para sus excentricidades musculares y que sus directores, son más amigos de la ironía y el sarcasmo, que de buscar la risa más fácil.
A su lado, muy, muy pegadito, como se puede comprobar viendo algún fotograma de la película, tenemos a Ewan McGregor, que ha pasado de llevar sotana en Ángeles y demonios a ser el objeto de deseo de Carrey, algo que ya vimos parecido con Jonathan Rhys Meyers en Velvet Goldmine.
Una comedia cuyo mayor empeño no creo que sea escandalizar, si no contar algo diferente, aunque el morbo de ver juntos a Carrey y McGregor sea innegable. Se podrá ver en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes.