Crítica de la película Aita por Olmo

El cine vasco se presenta en el Zinemaldia de San Sebastián 2010 con una cinta en la Sección Oficial nada menos. Bajo un título muy personal, Aita (padre en euskera) es la segunda apuesta en forma de largometraje del director donostiarra José María De Orbe, tras La línea recta.  No se trata de un director del todo conocido por el público más acostumbrado a los nombres más populares en la parrilla de salida del cine estatal pero sí cuenta con un reconocimiento a nivel profesional entre los suyos. Es, en cierta manera, un trabajador de la industria en la sombra que le apetece salir del estudio y compartir ese oxígeno festivalero que tan bien nos hace a todos en las noches de septiembre en Donostia.

Juega en casa. Juega con los suyos y presenta una cinta que probablemente y en primer lugar conecte de alguna manera especial con el público local. De esa manera, se intuye que Aita pueda ser una oferta cinematográfica muy especial, un vino especial, una apuesta personal, muy estilística, con una estética muy rica en detalles pero austera, una gran pieza músical pulida al detalle.  Será como hojear un libro viejo que tiene las hojas pegadas por el paso del tiempo y que huele a personalidad, a identidad.

Sin duda es una gran noticia que en la sección más oficial del festival se encuentren trabajos como este que sirven de medidor de salud del panorama del cine vasco en este caso y que suelen conectar tan bien con uno de los públicos más fieles pero exigentes a la vez. En cualquier caso, no les dejará indiferentes. El equipo local sale al terreno de juego, aplaudamos a los nuestros.