Lo que es ineludible, es que es una película tremendamente silenciosa, con mínimos diálogos, y cuando estos existen desde luego no son para echar cohetes. Demasiada situación y caminata de gente seria que se reúne, que va, que lleva maletín, demasiado de lo mismo.
Si la verdadera intención es claudicar ante la idea de que los agentes secretos no se divierten como su exclusivo amigo Bond, puede que se consigua en este film que cuando se acelera, con un par de asesinatos, ni siquiera puede ser interesante.
La pieza que compone el momento dramático de Monica en la cárcel, puede que sea hasta lo más cierto de la película y también tienen que adornarlo de una muerte un tanto extraña. Al final va a ser verdad que no se divierten, ni siquiera son felices, pero no hacía falta que nos lo contaran con el cine, ni así.