Jonathan Demme, ese director de “El silencio de los corderos”, “El mensajero del miedo” o “Philadelphia” nos ofrece un documental íntimo sobre la figura de Neil Young, el cantautor que ha destacado durante años en el panorama musical, y centrado en la premiere mundial en concierto del disco “Prairie wind”.
De corte amistoso, trata de contarnos el lado más humano del músico y su entorno artístico, de la mano de un director que ya ha hecho pinitos en cuanto a temas relacionados con la música con Bruce Springsteen o The Pretenders.
Con la colaboración de los seguidores del exitoso concertista, y una cámara ágil y entusiasta que sepa acercarse en los camerinos y en las entrevistas, el producto puede que no destaque demasiado a los que no pretendan dejar pasar sus horas en algo que no sea un film en toda regla, pero como ejercicio de curiosidad y cultura general, el resultado puede que sea alentador y muy bueno porque la elaboración no habrá sido un pasar de imágenes más.