La entereza de El fuego de la venganza es el desarrollo acompasado y lejano al que nos lleva la historia y el personaje. Podría haber sido una película de acción más sin pretensiones, detenimientos, pero sigue su complejo urbanístico y concluye con tiempo y saber hacer.
De acuerdo que la niña está colocada a calzador, que las situaciones entre ambos son de ya conocida originalidad, pero no hay más que contar, en el momento en que debe deshacerse de la relación, lo hace y de manera altamente impactante, sin olvidar que la acción es su elemento y la niña una excusa.
Lo que escuece en la película es el matrimonio odioso, llevado poco a la pantalla, más por ella que cumple, pero en personaje sin fuerza, él, horrible.
A parte de esto, ni el preludio del hecho importante de la trama es estúpido, ni los personajes gratuitos, ni el resto de las circunstancias desmedidas o exageradas. La vuelta de tuerca es el uno a uno, y la prensa, y la rehabilitación y la violencia, y el final lento y decidido, grave y paciente, una niña, un hombre, un malo, una lección de no va a ser tan fácil para los ojos de las palomitas. La historia merecía más y como tal es tratada.
Que los videoclips de imágenes tratadas y mareantes se intermezclen no me parece mal, hasta es una activación de pupilas en una película que aparenta menos y es más, pocos esperábamos tanta profundidad. Yo no esperaba que me obligara a ver tanto detalle y a esperar tantas palabras.