Una película de romance en paisaje exótico. A Memorias de África, drama, romance, biopic y película que consiguió, además, convertir al continente africano en un personaje más de la historia, le debemos también una desgracia prescindible: Ha provocado toda una serie de fotocopias, una ristra siempre aburrida de historietas de amor en, como decía, paisajes exóticos.
Que si Kim Basinger, que si Vincent Pérez, que si tal, que si cual; uno ya empieza a estar cansado de ver dignos trabajos de fotografía (de postal) y diabéticas escenas de amor (de postal).
Ahora el amigo Towne, que dirige poco (Conexión Tequila) y sin demasiado brillo, y que escribe de todo y sin demasiada personalidad (tanto Misión Imposible como M:I 2), nos planta en las salas otra tontería romántica que, no lo dudo, estará contada con una factura técnica innegable.
Además, vete tú a saber cómo diantres, ha enrolado en el invento a nombres ciertamente interesantes, como Collin Farrell o Donald Sutherland, más la siempre fresca presencia de Salma Hayek. Interesante... Pero no.
No, porque no hay nada nuevo en esta película. Nada diferente. Nada mejor que lo ya mil veces visto. Y todos sospechamos que la película interesante de Donald Sutherland será la próxima o una de las próximas que haga. Que la película interesante de Farrell (aquí no lo sospechamos; lo sabemos) será la siguiente: Corrupción en Miami. Y que en el caso de la Hayek, llegará en algún próximo proyecto -aunque no, desde luego, en esa porquería de Bandidas.
No es por hacer apología (si a mi me parece muy malo; muy maloso, maloso), pero esta peli es carne de DivX.