El cine argentino me encanta desde su raíz, las intenciones de sus propuestas son buenas y generalmente, en estos films de corte dramático, arrancan una luz en los corazones de los espectadores con buena facilidad, Es, supongo, una capacidad para hacer profundo un sentir y saberlo transmitir.
Esta película puede ser otro claro ejemplo, pero también agarrada a su lamento puede ahogarse en repeticiones y un lejano concluir de la historia que la haga demasiado plana y difícil de esperar.
Incluso esos dramas más fantasiosos y alegres, pecan de estirar la historia tanto que al final se muestran algo separadas de su personaje, superando barreras de emoción, que en los primeros minutos no eran capaces. Espero no estar ante otro ejemplo.
Desde luego, con la capacidad de hacer disfrutar con el devenir de ese personaje central, con la incertidumbre de los resultados de unos análisis médicos y una familia que no la va a ayudar a asumir una situación, y cuando veamos el cuadro entero a ver si se muestra algo al final que nos eleve más alto que la situación inicial.