Me duele tener que dar esta nota a un film que parece sincero de intenciones y lleno de sentimientos encontrados. Y no es porque sea una producción española, pero la sensación de estar ante un relato típico del nacer a la sexualidad, hace sospechar poca originalidad en el planteamiento y el desenlace. El estilo intimista que parece rezumar, la convierte en un blanco fácil para el ritmo lento, por mucho que intenten querer jugar con los tiempos en la narración o saltar de acera en acera.
Dirigida por Jesús Garay y con guión de Cristina Moncunill, este drama surcará problemas adolescentes, la incomprensión familiar y la confusión entre amor y deseo, en un mar de sensaciones que quizá haga perder la atención del espectador si no se sabe plasmar con pasión y belleza esa amalgama de emociones.
Su mayor baza puede ser la química entre las dos jóvenes protagonistas, imprimiendo credibilidad a la narración. Pero sospechando que la historia estará a medio camino entre un desdibujado romanticismo y una ambigüa morbosidad, todo parece indicar que ni llegará a conmocionar ni a escandalizar. Una pena.