Crítica de la película Tokyo sonata por Beiger

Ni el atractivo de ser japonesa


2/5
24/09/2008

Crítica de Tokyo sonata
por Beiger



Carátula de la película Kiyoshi Kurosawa nos retrata la sociedad nipona actual a través de una familia de cuatro miembros. Se trata de personajes desorientados, alienados y desnaturalizados.

Los primeros setenta minutos de la película se encuentran dedicados a describirnos las contradicciones de cada personaje. Tenemos a un padre de familia que no sabe cómo afrontar la desaparición del modelo patriarcal o adaptarse a un mercado laboral deslocalizado. Tenemos a una madre que intenta autoconvencerse de que puede llevar una vida plena siendo ama de casa. Un niño cuyo talento se desperdicia al no poder desarrollarlo. Y un adolescente perdido, sin rumbo, que no sabe cómo hacerse mayor y acaba enrolándose en el ejército de otro país. También se nos muestra a otra familia cuyos padres deciden suicidarse al no poder afrontar sus problemas. El suicidio es otro de los problemas graves de Japón, sobre todo entre adolescentes.

El primer problema es que el espectador medio va por delante de la película. Nada en estos primeros setenta minutos es nuevo.A la media hora, uno es plenamente consciente de que se trata de una familia que se desintegra y que representa cada uno de los problemas de la sociedad japonesa. Por eso, hasta los setenta minutos de película (cuarenta minutazos) toda la sala del cine espera a que la familia explote, de una y otra manera. La espera se hace larga y tediosa.

El segundo problema es que, tras la larga y aburrida espera, la explosión de la familia se queda en un bluff. Lo primero que confunde es el cambio de tono de la película. De repente tenemos un humor surrealista, encarnado en el personaje del ladrón (también desorientado y desnaturalizado, qué novedad). El cambio surrealista podría estar bien si se llevara al límite. Sin embargo, éste no ocurre de manera contundente, ni en todos los miembros de la familia. El epílogo final, que muestra una familia expiada y en calma, estaría bien si la expiación hubiera tenido más fuerza.

En definitiva, una película sosa, prescindible y que será relegada al olvido por la mayoría de espectadores. Ni ofrece un discurso novedoso, ni un punto de vista nuevo sobre el mismo discurso, ni como película con el punto de vista de siempre y el discurso de siempre está especialmente bien hecha. Ni bien, ni mal. Más bien nada.




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