Una joyita desconocida, de dos años de vida. Y es que esta película fue producida en 2005 y por aquel entonces ya gustó lo suyo en Toronto, además de ser tenida en cuenta en la edición correspondiente de los Independent Spirit Awards.
Que llegue tan tarde sólo debe achacarse a que se trata de una película pequeña, pequeñísima de producción. Una producción independiente en el sentido primigenio del término. Que llegue, finalmente, es un misterio. Quién sabe por qué algún distribuidor ha decidido ahora moverla en tres o cuatro salas de nuestro país.
En cualquier caso, bienvenida sea y, aviso, el que pueda cazarla, que lo haga y la disfrute. Que disfrute con su mala leche, porque la va a tener a raudales. Es una película con niños, pequeñajos de doce años, pero no es una película PARA niños, ¡ojo! Nada que ver. Avisados estáis: una breve historia (breve, sí, es una película de corta duración) en la que los renacuajos tienen muy mala uva y son unos auténticos hijos de mala madre.
En aquellos países donde ya han podido verla, que tampoco son muchos, hablan de una banda sonora bien elegida y mejor usada, de un guión bien desarrollado y de unos actores jóvenes muy muy bien dirigidos.
Todos repiten lo mismo, ya lo véis: "Es una película pequeña, pero muy interesante".