Y seguimos con los avances en la tecnología de los gráficos 3D. En este caso le toca el turno a uno de los directores que mejor sabe controlar la técnica sin depender de ella. Alguien que utiliza los efectos especiales donde el público no percibe que estos existen, muy al contrario de las producciones que alardean de espectáculo visual.
Y ahora nos viene a vender una película de animación por ordenador con un innovador sistema: actores reales interpretan la escena con una gran cantidad de sensores en su cuerpo que capturan los movimientos para computerizarlos y así representarlos en el mundo virtual. Una técnica nueva, y no tan nueva, pero, en todo caso, la primera película de estas características, para muchos un inmenso paso. Todo ello porque no se podría haber realizado tal historia mediante el uso convencional de actores de carne y hueso, con efectos especiales. El resultado, un espectáculo de escenarios, nieve y mundos imaginarios.
Según mi criterio, posiblemente poco visionario y de escaso valor tecnológico, este no es el sistema. Este asunto de los puntos de control está bien para articular a Gollum dentro de un entorno real, pero pienso que no tiene interés en una película donde todo es animación. Según se ve en el trailer, los personajes parecen más bien acartonados y poco expresivos. Y es normal. Por mucho que se controlen casi 200 puntos, el ser humano es mucho más complejo. De lo que se trata en animación es de crear sistemas independientes, músculos, articulaciones, que funcionen como deben y que funcionen solas. No se trata de indicarle al ser animado punto a punto donde se debe colocar, sino de darle las pautas necesarias, dejando que los agentes virtuales como la gravedad, el movimiento, el viento... actúen sobre él. Por ahí se han conseguido grandes avances y se conseguirán otros tantos. Sin embargo, el método utilizado en esta película no parece poder crecer, parece algo estanco y poco eficaz.
Esto en cuanto a la animación de los personajes, porque pienso que los escenarios, la nieve, las luces, etc. ya es otra cosa. Parecen espectaculares e interesantes. Eso sí va por buen camino, aunque no sea tan publicitario como lo es este método de llenar a Tom Hanks de puntos de control y hacerle interpretar la escena. Por mí se podrían haber ahorrado el sueldo de este, teniendo en cuenta que realmente su interpretación no va a tener un calado suficiente. La diferencia entre un actor corriente y uno de los grandes está en los matices, y esto no se aprecia con unos cuantos puntos de control.
Pero, de todas formas, todo esto podría ser aceptable. El problema grave es otro: ¿Por qué otra dichosa historia del sinsorgo y bonachón personaje sin gracia que es el regordete de Santa? No ha habido saturación suficiente de estas ñoñas y aburridas historias en el mundo de la animación 2d. Basta ya, no quiero creer en la Navidad.
Eso sí, Zemeckis, el experimento de la nueva forma de animación y el espectáculo visual me atrapan. No me la perderé.