Crítica de la película Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal por William Munny

Una buena película de aventuras y fantasía, con el sello indiscutible de Steven Spielberg detrás de la cámara, hipnotizante, duradero, elegante y divertido, pero no es Indiana Jones. El personaje vive exclusivamente de referencias a las anteriores películas, donde al menos el del látigo no caía en actitudes ridículas en las que la inmortalidad parece estar asegurada como en esta entrega. De chiste especialmente sencillo y graciosillo, demuestra no sólo que hay que hacerlo simpático al no poder demostrar destreza, en unas escenas de acción que están sacadas de quicio donde los malos son más malos que nunca. Esto es propio de cualquier otro héroe, como en La momia 3: la tumba del emperador dragón, pero no del arqueólogo genial. ¿Nadie ha echado de menos esa actitud de no querer problemas con cara de preocupación que siempre demostraba?.

Después de aceptar que no estamos hablando del mismo hombre que se vende desde hace meses en una nueva aventura, sólo queda quitarse el sombrero ante la capacidad de guión para lograr de nuevo que estes atento incluso ante inverosímiles situaciones que más merecen un análisis profundo, porque las escenas de acción son para echarse a llorar, bien dotadas técnicamente y curiosas a raudales, pero irreales y estiradas como no había visto hace tiempo. La diversión está por encima de todo, y merece la pena dar un permiso especial. ¿Acaso a nadie le parece gratuita y sosa la escena de los defensores con calavera que dan saltitos a lo ninja?

Antes de entrar en la harina del argumento y la trama en cuestión, me gustaría hacer mención a dos personajes sobre manera, Shia LaBeouf demuestra que está colocado ahí con dedillo, el talento es el justo pero el potencial ante la cámara, su fotogenia puede con él y lo hace estar en pantalla, es una estrella de esas que no necesitan soltar el diálogo ni siquiera decentemente. Exagerado y fuera de tono, tanto su actitud como sus maneras no están en consonancia con el film, tan solo es un intento de hacerlo parecer adolescente en un mundo de adultos que en realidad se comporta con más irreverencia que él mismo. Hacer parecer al viejales menos viejales era su objetivo y lo consigue muy bien. Otro personaje especial es el de Karen Allen, que efectivamente está para lo que ya formulé en mi precrítica, justificar al chavalote y alargar el film unos 15 minutos más a la sombra del loco de la colina, hipermal interpretado por John Hurt, en los peores momentos del film.

Y al fin entrando en el tema de los extraterrestres y Mulder y Scully y esto y lo otro. No tengo problema para que esta temática se acerque a este tipo de películas de aventuras, tampoco que se muestre de una manera tan alegremente explicada, situando prácticamente en el mismo lugar tanto a todas las figuras de Nazca como las tumbas de Chauchilla por ejemplo, pero sí que esté tan cerca de Indiana Jones, mucho más cerca del misticismo que de este tipo de situaciones en forma de reliquias increíbles. Si el objetivo es situarlo en las situaciones más dispares y ante los personajes más históricos que se nos antoje, pues siguamos la estela de guiños de Indiana Jones y la última cruzada, pero si queremos mantener el respeto por un esforzado arqueólogo con mucha astucia, mejor no hacerlo más.

Aún y todo, la película funciona bastante bien desde el punto de vista de los tiempos, como digo permitiendo ciertas licencias de humor gratuito, y resulta sin lugar a dudas divertida y dinámica, lo que esperas cuando entras a verla. Su nota no es justa pero tampoco injusta, y esto es lo que les sucede a películas que comienzan con ardillas que presencias pruebas nucleares junto a frigoríficos setenteros. En fin, que sea la última vez.