La película, basada en un avance rápido continuado, lleno de situaciones copiadas mil veces, tiene como elemento principal un mando que hace y deshace. Los avances en el tiempo no son lo suficientemente atractivos ni graciosos como para merecer la pena, y Sandler, en su línea, no tiene oportunidad de dejar su talento para crear situaciones como en otras producciones. La historia le domina y no le deja cabalgar.
Repeticiones y repeticiones que avanzan a por un final de mensaje ya trillado, aunque cierto, que no deja al espectador más que un sabor lento y pastoso de lo mismo. Para colmo, una Beckinsale de modelito en modelito, bella hasta de viejita, que no hace más que de comparsa.
No ha funcionado, por extenderla, por tanto avance y más de lo mismo pero más viejo. Las gracias son pocas y no para tanto. Ni siquiera Morty llega a gustar demasiado aunque sus apariciones permitan algo de respiro en mitad de las escenas de mando en mano. Hasselhoff, sin esperar más de él, alimenta un rato de film. No me ha convencido nada.