Crítica de la película Los crímenes de Oxford por William Munny

Al final efectivamente no ha sido para tanto. Me he encontrado con un Alex de la Iglesia que no destaca porque ha sido serio y correcto, en una historia no pobre pero sí desangeladilla, lejos de los films desternillantes o duros que siempre hemos visto del director bilbaino. No es delito, no está ni siquera mal, simplemente ha hecho lo que tenía que hacer pero el éxito del guión no ha ocurrido porque no destaca.

Sin marchar por lugares extraños de la matemática y sin volverse loco por los números, hace del film un ameno discurrir de explicaciones de lógica mientras suceden las cosas en un mundo hermético, donde las pistas son muchas y las posibilidades pocas, pero sufientemente bien tramadas como para mantener el interés de la búsqueda del mayordomo.

Hasta aquí una película más, si acaso con algo más de ritmo y posibilidades, con dos actores que llenan la pantalla pero con discursos demasiado largos y una sensación de espectación que más tarde se irá nublando en mitad de las divagaciones propias necesarias de una película de intriga. La cámara en su lugar y dispuesta o lo justo debido a las pocas posibilidades con dos personajes continuamente en pantalla quiero pensar que ayuda más que estropea.

Especial mención para una actriz muy solvente, menos guapa que en otras ocasiones y a propósito, no es que haya perdido atractivo, Leonor Watling, que saca el film con ese personaje fémino como supongo hizo con la novela, del cierto sopor de escuchar a los mismos, y lo hace mucho más agradable y hasta vibrante, pero por pocos momentos, ya que el centro del mismo, es la destreza del descubrimiento de una lógica muy lejana al espectador normal y corriente.

Era un riesgo que la mediocridad se acercara a este proyecto, y así ha sido. Quizás le pediría algo más de emoción o de intensidad, más amplitud de personajes, supongo que la novela me hubiera sabido a poco a pesar de estar por encima de cierto nivel que se denota en otros films similares. Una pena.