Crítica de la película Up por Hypnos

No ha tenido que arrancar nada


5/5
26/08/2009

Crítica de Up
por Hypnos



Carátula de la película En mi precrítica me retraté como una persona con enormes prejuicios frente al cine de animación. No tanto por los contenidos de las películas de animación, sino por el rechazo que a priori me provocaba no ver personajes de carne y hueso, lo que llevaba aparejado un involuntario distanciamiento con lo que se me estaba contando. Realmente, cuando veo una película de animación no me pongo especialmente puntilloso con intentar desentrañar lo que es cine adulto de lo que es cine infantil. Me parece un ejercicio un tanto estéril, máxime cuando en una película de personajes de carne y hueso no se realiza dicho ejercicio y se mezcla con total impunidad cine adulto y cine infantil.

Personalmente, se me hace difícil entrar en ese debate después de ver una película tan absolutamente maravillosa. Y no es sólo maravillosa por unos primeros 25 minutos absolutamente prodigiosos, y por contener algunas de las escenas más sutiles y bien hechas en cuanto a romanticismo se refiere, sino porque cuando termina la película uno deja la sala con un buen rollo increíble y feliz de haber visto Cine, así en mayúsculas.

Píxar intentó con Ratatouille recuperar el cine clásico y apostó por hacerlo a través de una copia del mismo, lo cual dio como resultado una buena película, pero nada nuevo bajo el sol. Con Wall-E decidieron cambiar y apostaron por no jugar a hacer cine, sino por hacer Cine. Se dieron cuenta de que la verdadera capacidad para deslumbrar en el cine de animación era el cine mudo, imágenes y música, y bordaron unos 25 minutos que valen por casi todo el celuloide estrenado en su año. Después, la película se perdía en un juego de acción que no encontraba sustento con el resto del film.

Anotaron los errores y con Up vuelven a maravillar con la historia de Karl y su mujer, con esa casa en mitad de la nueva ciudad, y con ese momento en el que una sombra se cierne sobre la espalda de los enfermeros de la casa de retiro. La metáfora es maravillosa, coger tu casa y salir volando de tu mediocridad para hacer realidad los sueños de tu vida.

Bien es cierto que el ritmo de la película se ralentiza cuando aterrizan en Sudamérica, pero al contrario que en Wall-E, la historia de Up les permite que en todo lo que queda haya transfondo, y esté la lucha de Karl por contentar los deseos de Elli o de seguir con la promesa que le hace al niño. Le permite tener un momento como cuando Karl vuelve a abrir el Diario de las Aventuras de Elli, aquel que le llevó al hospital la última vez que la vimos viva, y ver lo que ella dejó allí en forma de fotos y de un último mensaje absolutamente maravilloso. Real como la vida misma, el último deseo de una mujer que ha vivido la más fascinante historia, su vida, al lado del hombre al que siempre quiso y que sabe que va a perder, esa lucidez de quien sabe que va a morir y que quiere que su vida no sea el fin de la vida de la persona que ama. Recuerdo ahora Mi vida sin mí, de la engolada Isabel Coixet, con hora y media de película, para no conseguir lo que Up logra en 3 minutos.

A partir de ahí, las metáforas se suceden, abandona sus recuerdos y se enfrasca en una nueva aventura, de esas que cuando era un timorato niño soñaba tener. Y la película desemboca hacia un homenaje puro y duro del cine clásico de aventuras, de ese del que ha sabido beber Indiana Jones, y es que uno ve a Karl con sus setenta y tantos dirigirse con su casa volante al dirigible y se imagina a Harrison Ford en Indiana Jones 7 interpretando al héroe y ayudando a su nieto, causando la misma emoción que cuando Indy cogía un caballo y se iba a luchar contra un tanque.

Por el camino, perros que hablan y animales...¿pero qué más dará un perro que hable o un esbirro tipo La Momia, bobalicón? Pixar sigue con sus metáforas y pone perros, y además con mala leche, perros que odian a las ardillas, en clara alusión a su competidora Ice Age, arrancando risas con buenos gags cómicos.

En definitiva, una película que evoca al cine que ya no se hace y que desgraciadamente sólo se puede encontrar en las producciones de Pixar, y que habrá muchos que considerarán clásico y, por ello, caduco, pero, señores, el Cine es Intemporal, así con mayúsculas. 




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