Quizá el hecho de Bigas Luna sea el papi cinematográfico de Penélope Cruz y Javier Bardem le
haya dado seguridad a la hora de mostrar los entresijos del
nacimiento de una estrella. No es difícil ver las similitudes con la
carrera de Pe, al menos en cuanto sus relaciones oportunas con
algunos actores famosos. Sin embargo, el ascenso de Di Di resulta
poco verosimil y sobre todo muy brusco y torpe. En realidad la carrera no
avanza un ápice hasta que el supuesto mago de la representación de
actores la toma como su protegida (casi porque pasaba por allí).
Toda la idea de paulatino ascenso que se quiere mostrar se desmorona y parece decirnos que el director no tiene mucha idea de cómo se llega a lo alto de Hollywood.
Las ideas son claras: la fama cuesta,
hay que hacer sacrificios y tragar (a veces literalmente) con lo que
sea. Poner buena cara y ser la reina ante las cámaras mientras llega
a ser una esclava en la vida privada. Todo eso está claro porque se
recalca de forma machacona, sin embargo la manera en la que se quiere
mostrar no es ni creíble, ni está bien trabajada. No parece, el
director, la autoridad en la materia que podría ser, a pesar de su
buen ojo para escoger a las estrellas y a pesar de los chismorreos
que conocerá de primera mano.
Así que como retrato del éxito resulta un
fracaso. Como historia es aún peor. Entre el torbellino de sordidez
y escenas de erotismo hortera cercanas al porno light, Bigas Luna,
con toda su experiencia, se ha olvidado de algo primordial: escribir
un personaje protagonista. ¿Quién es Diana Díaz? ¿Podemos
describir su personaje con una descripción que supere a la simple
sinopsis "una camarera de un club sórdido que suena con ser una
estrella"? No es que sea bidimensional, es que es casi un personaje
inexistente. Si en Yo soy la Juani, todo giraba en torno a la
protagonista, su barrio, su vida, su contexto, su personalidad, su
forma de ser; aquí Di Di es un simple personaje de cartón, que
puede actuar como convenga, pues apenas sabemos cómo es, y lo único
que se descubre por el camino es lo dispuesta que está a conseguir
su sueño. Por esta razón, me importa poco las decisiones que pueda
tomar, si deja o no a su pareja homosexual, si termina o no la
película... ¿como puede haber implicación con un personaje de
cartón?
En definitiva, la película no funciona
en ningún sentido, más allá de regurgitar el morbo más sórdido.
Eso sí, Elsa Pataky está guapísima.