El destrozo monumental a las ideas previas que tenía de este director y su talento se han ido al garete en esta producción capaz, muy capaz técnicamente, pero sosa y agotada desde los primeros momentos del guión.
Metiéndonos desde el principio al monstruo carahueca hasta en la sopa únicamente consiguen eliminar el misterio y mucho más cuando planos directos y los primeros planos del bicho en cuestión se repiten con extrema facilidad. El terror psicológico que viene después sin inquietud del público no tiene tanta fuerza y con actuaciones planas de famosos estadounidenses o europeos no se garantiza uno remos en la barca a la deriva.
Que la historia está rebuscada, que viene del lejos, que la historia paralela es la que es y lo presumible del momento encuentro de ambas narraciones aún logra un soporífero encuentro con el climax final mayor.
El giro final, ya remarcado de antes, el acabado final del suceso, el pensamiento y propuesta de enrevesamiento y capacidad de la mente en sus vericuetos del miedo se queda pobre con todo el decorado artístico anterior muy bien hecho, pero sin fuerza, caído, débil y sobre todo obvio y aburrido.