No me fío porque con el cine español, de un tiempo a esta parte, nadie se decepciona. Porque cuando ya no hay expectativa, no puede haber decepción.
No me fío porque Noriega nunca me ha convencido; porque el rostro y tics de Jorge Sanz están ya muy quemados. Porque solo me gusta Coronado en ese plantel. (Recuerdo a un Coronado INMENSO en la Caja 507; este hombre, cuando era un pipiolo, tenía más carencias que el Renault de Fernando Alonso, pero según ha ido creciendo y madurando, ha llegado a un nivel que, sospecho, nadie esperaba en él.)
Ahora, pienso ir a verla con todos mis colegas. ¿Por qué? Pues porque casi todos mis colegas y seguro que los colegas de mucha gente de por aquí cerquita, aquí en nuestra comarca, habrán participado como extras en la peli. Algunos amigos ya sé que salen de etarras, otros de picolos, e incluso alguno de todo un poco; según el día que le tocara, pos de poli, de guardiciví, de terrorista... Vamos, de todo menos serio. Pero es que para eso voy, para descojonarme con unas copas (si es que podemos colarlas en la sala) y los amigos, viendo como salen ahí, en la pantalla, mal disfrazados, unos pasos por detrás del Noriega.