Crítica de la película Avatar por Romulo

Sí, sí, le estoy soltando dos estrellitas del ala a la nueva de James Cameron. Lo sé. Más de uno, conociendo mis intenciones y, sobre todo, mis impresiones sobre Avatar, ya me replicaban con fórmulas como "pero qué dices", "estás loco", y otras similares. Varios y varias.

Pero es que no me fío. Mi relación con el cine de Cameron es de sensaciones encontradas. Mientras que disfruto con algunas de sus ofertas (por supuesto Terminator 2 es una auténtica gozada), con otras me aburro soberanamente, amén de no entender la gozosa respuesta masiva (por supuesto Titanic es un auténtico coñazo). He ido, sí, a los dos ejemplos extremos.

Con Avatar me espero al Cameron más tremendista, al más pretencioso técnicamente, al Cameron "rey del mundo". Pero a estas alturas ya mo me fío en ningún sentido. Por un lado, sé que se habrá volcado en el aspecto técnico, en la recreación digital más potente. Pero mucho me temo que, por más que quieran él, Lucas, Spielberg, Zemeckis y la madre de todas las madres, el tema todavía no está como para plantarnos escenarios y muñequitos y que nos los creamos. Estamos lejos aún. Lo siento. No me fío.

Luego llega el tema 3D. Apuesto a que aquí sí, Cameron habrá dado con una fórmula mágica para que la sensación de profundidad y la manera de explotarla sean simplemente espectaculares, eficaces hasta el extremo. Pero esto acentúa mi desconfianza en otro aspecto: la historia, la narración, lo que se nos cuenta. La clave, vaya. Aquí, de nuevo, no me fío.

Porque intuyo que Cameron va a estar más preocupado en preparar y desarrollar sus planos pensando en cómo lucirán en 3D que en qué sentido tendrán en el propio devenir de la historia. ¿Personajes? Mejor ni hablemos...

Andan por ahí gente como Sam Worthington, el nuevo cara de palo, o Sigourney Weaver, pero para lo que les vamos a ver como tal en pantalla, casi mejor ni comentarlo.

Yo no me fío. Pero oye, es Cameron, entiendo perfectamente que tú sí te fíes.