End of the line es una apuesta muy arriesgada: se trata de terror serio. Hay muy poca gente que se atreva hoy en día a hacer terror serio porque, en la mayoría de casos, las situaciones son manidas o ridículas y el espectador no se cree lo que está viendo. Por eso los realizadores de grandes sagas de los ochenta como la de Freddy Krugger, sólo se han atrevido a hacer obras postmodernas (¿postterror?) como Scream.
Mientras casi todos se acobardan con mediocres producciones de éste estilo, End of the line tratará de devolver al terror algo de credibilidad y seriedad.