La excelencia de este film radica en su original dibujo, lleno de mejoras de concepción del minúsculo personaje por imitar por parte del más pequeño, y del enorme guía que anima a los mayores a disfrutar de los minutos de animación sin esfuerzo. También ayuda la sencillez con la que se formula un cuento y una aventura con explicaciones bien bonitas para narrar la historia de la noche, sus detalles, sus cosas curiosas que entender cuando eres aún mínimo y no entiendes nada, y sobre todo, por lo poco heroico y forzado del final, potente y agerrido, así como valiente el personaje, pero no excelentemente feliz y risueño con la magia como compañero.
Confortable y bien medida, tanto su minutaje como la importancia de las distintas escenas sin más importancia que otras, nos mecen hasta llegar poco a poco a la resolución de una lección educadora para los más pequeños sin ser forzada y de trompicones que exageren la historia. Se trata de Nocturna, simplemente un lugar que existe y funciona, que se muestra, se enseña y listo, siguiendo con el personaje principal a lomos de un aspecto real y lógico de sus pensamientos, para tratar de hacerle enfrentarse con delicadeza pero fiereza a un miedo que se transforma con el tiempo a la hora de dormir.
Es por tanto un ejercicio bien distingido, bien pensado, bien elegido donde hacer poderoso el pensamiento por encima de una imagen perfectamente cuidada y distinta, que no se hace desmerecer, pero tampoco obliga a esconderse del mensaje, bajo la atenta mirada de un niño, en el cine o en su casa, que contempla y disfruta el arte de la comunicación y del cine con todas las garantías.