Crítica de la película Lejos de ella (Away from Her) por William Munny

La eterna comparación del film con el camino de esquí de fondo, es una perfecta manera de expresar el viaje profundo que provoca el alzheimer en los personajes, excelentes, al que se les cierran las puertas de lo hasta el momento conocido, al igual que sucede en diversas escenas a lo largo del precioso y bien dirigido film de Sarah Polley.

El ritmo pausado y lento, no deja lugar a tiempo perdido, ya que en cada instante algo nos ofrece la posibilidad de entender más y mejor el fin, de una directora que quiere mostrarnos sin sangre pero con dureza una realidad del cada día de la enfermedad. Con una dirección valiente con encuadres a veces magníficos, la película deja en manos de los dos majestuosos protagonistas, Julie Christie y Gordon Pinsent, la interpretación exacta y ambiciosa de un  sentir que se divide, como el espectador, tratando de evitar el desastre.

Fiel narradora de la desesperanza, el olvido y el significado del amor de los años pasados en compañía, consigue sacar lo mejor de un espectador que queda aturdido poco a poco, por el golpe brutal que sufre el protagonista masculino, de la misma manera que añora la recuperación de una mujer libre que ahora parece más bien captada por fuerzas ocultas. En ese juego, Lejos de ella triunfa dejando la puerta medio abierta de un final feliz que nunca debía existir aún siendo todos conscientes de ello, en una escena final que duele, que todos  habíamos reconocido, que ninguno quería volver a ver una vez asumido el daño.

Es entonces, una película redonda, duradera y grande, que muestra con concreción sentimental, el duelo en vida de las personas que sin quererlo rompen corazones con la sencilla capacidad que solo un ser querido en esas circunstancias puede lograr. No hay que perdérsela.