Los héroes de acción de ayer y de hoy
juntos por fin. Esta película se define así y no necesita más. Es
suficiente reclamo publicitario la curiosidad de ver juntos a los
tres grandes Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone y Bruce Willis con otros mamporreros de entonces como Eric
Roberts y Dolph Lundgren, el toque exótico con Jet Lee y el punto moderno con Jason Statham. Como de todos ellos,
actuar, lo que se dice actuar, sólo lo hacen Statham y Willis, se
añade un actor de la talla de Mickey Rourke que parece
empeñado en volver a tirar a la basura su carrera.
Como digo, no necesita más, y eso es
precisamente lo peor. ¿Para qué pensar en un guión medianamente
digno? Cualquier disparate aburrido valdrá. ¿Para qué buscar un
director que al menos tenga cierta gracia rodando las escenas de
acción? El propio Stallone (discrepo diametralmente con Beiger en
cuanto a su talento) se sienta en la silla de director porque sabe
que su sistema funciona. Es sencillo, ahora, rodando la misma basura
(o peor) que rodaba hace treinta años, es considerado hasta director
de culto por obra y gracia de la nostalgia de la infancia. Sly, que
no tiene un pelo de tonto, aunque lo parezca, seguirá haciendo sonar
la caja. Primero revive a Rocky, luego a Rambo y ahora ya
directamente al concepto de acción ochentera en general.
Aceptando que posiblemente la película
será un despropósito, aún sigue manteniendo el interés, como
producto, por pura curiosidad de ver como funcionan juntos todos los
héroes de acción (aunque el contexto sea demasiado estéril). ¿O
quizá no? Repasemos: de los tres grandes, Schwarzenegger y Willis
apenas aparecen más que con un cameo, precisamente los dos actores
que cuentan con los más interesantes títulos de acción. Queda
pues, como gran representante el propio Stallone, con una filmografía
en la que apenas se pueden destacar dos o tres títulos. De los
héroes de "clase B" se echan en falta de manera evidente dos
mamporreros esenciales como son Jean Claude Van Damme y Steven
Seagal, que si bien no han rodado una sola película aceptable en su
vida (Seagal aún menos que el otro), al menos forman parte de
nuestra memoria. Estas dos ausencias, unidas a las apariciones
fugaces de los otros dos, definitivamente echan por tierra cualquier
valor, incluso como curiosidad que pueda tener la película. Me temo
que los de "clase Z", Lundgren y Roberts no serán más que meras
comparsas. En definitiva, lo peor no es la pésima calidad sino que
sea un proyecto fallido.
Con todo, seguirá mostrando en
apariencia que funciona, aprovechando los cameos en el trailer de
forma engañosa. Nos venderá humo. Sólo espero que el engaño sea
tan evidente que no haya secuelas. En todo caso, sin rondas la
treintena, puede servirte como una oportunidad de juntarte con tus
amigos, ver primero unas malas películas de entonces y entrar
después a la sala a reírte un rato entre nostalgia y palomitas. No
es poco.