Crítica de la película El Hermano Capullo de Santa Claus por William Munny

A estas alturas no pensaba que un Claus me fuera a dar tanto miedo como Klaus Kinski (Aguirre, la cólera de Dios o El caballero del dragón), pero así va a ser. En este comienzo exagerado pretendo desde luego mantener las distancias con una producción que se mantiene lejana a los cánones cinematográficos, y que además se acerca con la excusa de las fechas a la cartelera más dicharachera del año.

El protagonista en Vince Vaughn, ese al que pretenden por todos los medios venderlo como una comediante universal, y que se separa con aplomo y a veces sin mucha fuerza hacia otros papeles como los de Separados o la próxima Hacia rutas salvajes. El título ya explica bastante y eso que en esta página mantenemos el título original en su traducción para este país, y no ponemos el nuevo mucho más suavizado, El hermano gamberro de Santa Claus.

¿Qué fue de aquel Tim Allen con su magnífica ¡Vaya Santa Claus! donde el mito se hacía realidad y hasta moderno. Ahora tenemos una serie de desquiciadas y poco talentosas maneras de explotar la imagen de gordo de rojo con miles de regalos, que no nos apetecen en realidad, ni siquiera de soslayo.

Como acompañantes de lujo, que no por su aportanción a la trama (más bien para satisfacer el morbo curiosos del estadounidense medio), tenemos a Paul Giamatti (American Splendor), Miranda Richardson (Southland tales), Rachel Weisz (en la próxima My blueberry nights) o a Kathy Bates (recientemente en La telaraña de Carlota) y Kevin Spacey (tras su decepcionante Beyond the sea). Cualquiera les aguanta a todos juntos y sonrientes.

P.D: Manolo Quijano, el famoso cantante, cederá su voz a un curioso personaje.