Paisito llega a la cartelera con argumentos necesarios para poder acabar siendo la opción cinematográfica de los espectadores que responden al perfil de "comprometidos". Claro está que no llenará las arcas. Ni siquiera ha gozado ni gozará de una distribución publicitaria digna. Sin embargo, responde a un público fiel a las corrientes de cine más nostágicas, políticas y poéticas que desde hace muchos años siente tener una cuenta pendiente con la historia más reciente de Argentina y Uruguay.
Así que el "boca a boca" puede funcionar muy bien las primeras semana en cartel. Porque a pesar de que a primera vista pueda parecernos otra cinta de batallitas de abuelo, nunca es tarde para alimentar nuestra actitud crítica con una historia sencilla, romántica y poética con buenos detalles cinematográficos. Creo firmemente en la fusión de disciplinas artísticas con el objetivo de ofrecer al público un producto tan efectivo como la droga en altas dósis.
La culpable de este optimismo mío la tiene Ana Díez, directora de cine con grandes brotes de compromiso social que se dió a conocer con la película Ander eta Yul y con la que consiguió el Goya a la mejor dirección novel allá por el año 1988. El resto de su filmografía ha pasado con más pena que gloria pero es sin duda alguien ha tener en cuenta. En la parte interpretativa encontramos a Emilio Gutierrez Caba, a quien hace poco le hemos podido ver en Un buen hombre. El rostro femenino que acompaña a Caba es María Botto, quien tiene a sus espaldas una lista importante de trabajos tales como Roma o Vete de mí.
Va a ser un film tranquilo y sincero.