Consciente del equilibrio de opiniones al salir de la sala tras Luces Rojas yo no podía más que repetir muy conscientemente, peliculón. Lo que consigue la película es ser cuestionada, que ya es bastante, y gustar mucho a sus nuevos enamorados. En detrimento, unos gastados comentarios de rechazo…allá ellos…
El acierto de Rodrigo Cortés es ser nuestro Shyamalan pero sin artificios de espectacularidad colocada al milímetro con la cámara sino con la psicología y profundidad de los personajes. Toda la película suelta frases, suelta sentimientos y preguntas que explicarán el film, que retornan a nosotros después a pesar de la explicación final, foto recuerdos, única cosa que rechazo, pecata minuta.
Desde el principio, divide el público en dos partes, aquellos escépticos atentos a todos los detalles que no se quieren creer, sus razones tienen, y aquellos que quieren tener fe, que creen en ese algo más allá del film. Sigourney Weaver es para unos, Cillian Murphy para los otros. El suspense velado con toques de terror sirve a los primeros, el avance y progresión de los personajes, para los que esperan más que eso, como creyendo que tiene un fin claro, entre los que me encuentro, es el cáliz.
Cuando todos estamos discutidos se muere la certeza, se muere ella, y sólo queda el ir llegando al golpe final, sin trampas, al revés, continuamente buscando el quiz y detalle que nos dé la solución a lo que es evidente es una trampa, para unos más y para otros menos, pero para aquellos que siguen teniendo fe todo cobra vida más y más. Nos mienten y ocultan todos, hasta el director, y lo sabemos, pero no podemos hacer nada.
A lomos de soy psíquico, pájaros muertos, y desesperación más allá de la calma de la ciencia, uno puedo relamerse poco a poco llegando a un punto en el que el héroe típico desaparece, el héroe de siempre, consternado, no es el héroe que todos conocemos del cine, sino que se hunde más y más hasta estar perdido y perder…en ese punto, en ese lugar en el que ya nadie puede salvar el film, y la duda se hace un hueco, porque el peligro está en hacernos dudar, surge el poder encubierto, el ser o parecer that´s the cuestion (DeNiro al ralentí adorable), obligando de nuevo a retorcerse a los espectadores con comercialidad, calidad, suspense, interés y talento.
El truco de magia no es únicamente lo que se vende. Está bien envuelto, relamido por el pensamiento, por la vuelta de tuerca, por la planificación que renuncia a lo fácil y quiere pestañear detalles en cada escena, en cada segundo, participando con el espectador hasta el final. Otra cosa será que no gusten estos finales, aquellos en donde gana el bueno, pero se apaga la pantalla y nosotros, yo, queremos saber más. No es sólo un golpe de efecto, es el efecto en sí mismo, y durante todo el film. ¿Quieres creer?.