Es realmente difícil trazar esta precrítica siendo escrupuloso con el respeto al secreto y el desconocimiento por parte del espectador que, simplemente, quiere informarse en cuanto a su interés por ver (o no) Valkiria, y no ver cómo le destripan parte del argumento -como tristemente está sucediendo desde hace meses en todo lo concerniente a esta película.
Bien es cierto que más de uno conocerá el hecho histórico sobre el que se apoya la apuesta de Valkiria, pero no menos cierto es que mucha gente desconocerá siquiera que el interés y argumento del film radique en eso; por ello, intentaré ser lo más discreto posible. No olvidemos, además, que estamos ante un trabajo de suspense, tensión e intriga. Un Bryan Singer que quiere recuperar algo del pulso que demostró con aquellos Sospechosos habituales.
Desde aquel gran sorpresón en forma de multinarración noir, Singer, efectivamente, ha venido demostrando su buena mano en productos de taquilla alta pero de brillo menor, como los X Men, y su apuesta definitiva por un nuevo Superman resultó ser, simplemente, el Superman de siempre, en tiempos diferentes. Falló, y ahora buscan un nuevo rostro para el Hombre de Acero.
Ahogando esas penas llegó este relato. Singer se reune de nuevo con el guionista de Sospechosos habituales (Christopher McQuarrie), lo cual es toda la una declaración de intenciones, y asume que fabrica un producto mano a mano con Tom Cruise, no sólo actor protagonista, si no también productor y, a la postre, figura poderosa y con eterno ansia de control en el Hollywood de los estudios.
Yo me fío de Cruise. Es un tipo que podría relajar su respiración bien sentado en la poltrona, contando billetes, pero no cesa de tomar riesgos, de buscar nuevas formas y, sobre todo, con un muy apreciable interés por trabajar una y otra vez con los nuevos talentos que van surgiendo aquí y allá (Singer, P.T. Anderson...) y por supeditarse a las órdenes de los mejores: Spielberg, Kubrick, Scorsese...
Volviendo a Valkiria, encontramos que, al lado de Cruise, Singer sitúa un apoyo que no puede fallar, con secundarios de primerísimo nivel como el gran Tom Wilkinson (RocknRolla), Terence Stamp (Di que sí) o Kenneth Branagh.
Así las cosas, todo queda en manos de Singer, el ritmo, la atención, cada clímax, cada descanso. Todo. Y ahí están, a un mismo tiempo, las dudas y las esperanzas. Porque todos queremos que Singer se levante de sus últimos tropiezos y aparezca con un film mayúsculo. Pero todos, a su vez, estamos dubitativos: ¿Y si Sospechosos habituales fue sólo un destello mayor de un simple buen director pero no un gran talento?
Valkiria nos servirá para ir despejando dudas.