El cine coreano tiene un toque especial que seduce cada día a más espectadores. Realizadores como Kim Ki Duk (El arco, Hierro 3), Park Chan Wook (Oldboy, Thirst) o John Ho Bong (The host, Mother) por poner algún ejemplo, tienen una manera particular de plasmar su visión del mundo en la pantalla. Quizá la agitada historia de su país, los haga especiales a la hora de narrar relatos, captar colores o retratar a sus personajes. Y dentro de este movimiento, está por supuesto Lee Chang Dong, quien goza de una belleza estética excepcional y que imprime un gran humanismo a las interpretaciones de sus actores. Escritor, guionista, director y hasta ministro de cultura, nos plantea profundas reflexiones y escenas con una gran carga dramática llenas de emoción, siempre con el reflejo de la Corea contemporánea.
Este peculiar realizador, con sus anteriores títulos Chorok mulkogi, Bakha satang u Oasis estuvo presente en muchos festivales internacionales. Con su último trabajo, Secret Sunshine estuvo nominado a la Palma de Oro en el Festival de Cannes y dónde su protagonista Jeon Do-yeon se llevó el premio a la mejor actriz. En una tesitura similar estamos este año en el mismo festival, dónde el título que nos ocupa compite en la sección oficial y en la cual la interpretación de la madura Yoon Hee-Jeong en un papel bastante trágico, nos hará encoger el corazón.
Una gran opción de ver buen cine, tanto visual como visceral. Bien es cierto que el ritmo de Lee Chang Dong puede no ser plato de buen gusto para la mayoría. El desconsuelo y la desolación, al servicio de un relato con fuerza.