Recientemente decía, al hilo del estreno de Bosque de sombras, que Koldo Serra estaba en un (evidente) momento crucial; no hay que ser muy avispado, vamos: El salto del corto al largo. Pues tres cuartos de lo mismo podemos aplicar aquí. Ahora hablamos de otro de los nombres ilustres del corto vasco: Kepa Sojo, al que más de uno ubicará si citamos Cien maneras de hacer el pollo al txilindron, por ejemplo.
Ahora, con algo de retraso en su fecha de estreno e imagino que después de lidiar con todo tipo de dificultades (y es que luego saldrán los cuatro tarados de siempre a decir que el cine español está de puta madre, que España va bien, y que dejemos de ver películas de Scorsese y de Woody Allen; ajá), Kepa Sojo nos planta una historieta con chorropotocientos actores protagonistas. O chorropotocientos secundarios que conforman un gran y único protagonista, así, en rollo coral. Todo eso en tono de comedia, sin cortarse un pelo y sin dejar de lado la personalidad coñera que ya demostraba en alguno de sus cortos.
Desde luego, una cosa es hacer el pollo al txilindrón y otra preparar entrantes, primero, segundo y postre para cien comensales. Pero al menos ya ha demostrado que tiene los cojones de, ya que se pone, hacer lo que quiere y lo que le apetece. Eso ya merece un aplauso.
Luego, claro, nos podrá gustar o no la comida. Eso ya es otra cosa. Pero hay que darle la oportunidad.