A decir verdad le tengo una ganas especiales a esta película, porque que nadie piense que mi solitaria estrella inicial me van a impedir verla, al contrario. Ardo en deseos de poder opinar con motivo de causa, al igual que con Crepúsculo y Luna nueva, de esta tercera parte que seguro va a ser más empalagosa que las anteriores.
Así que señoras y señores, personalmente volveré a sufrir ese triangulo amoroso de una simple mortal entre el vampiro y el licántropo, algo que a la vez hará las delicias de millones de espectadores en el mundo. Como si de El señor de los anillos se tratara, los maratones de la saga Crepúsculo que hay en los cines de medio país así lo van a demostrar.
Pasando a datos más técnicos que a pocos fans de la serie supongo que importarán, en el guión se sigue manteniendo a Melissa Rossenberg. He recopilado varias opiniones sobre la adaptación de las novelas al cine y todas han sido negativas (aclarando que entre mis círculo de amistades no tengo quinceañeras histéricas). Se de la dificultad máxima de que ciertos aspectos se traspasen a la gran pantalla, pero aquí son muchas las quejas de los seguidores de los libros. Los productores sabrán, pero si les ha funcionado hasta ahora, como digo siempre, para que cambiar. Sin embargo la elección de la dirección si que me ha sorprendido. David Slade tiene trabajos anteriores como 30 días de oscuridad o Hard Candy, dónde no era especialmente el romanticismo y la ternura sus mayores virtudes, si no todo lo contrario. ¿Podremos ver por fin alguna escena, ya no digo de acción que merezca la pena, pero algo un poco más fuerte? Venga hombre, que hay hombres lobos y vampiros peleando en contra y entre si, así que algo de sangre tampoco estaría de más.
Que la disfrute el que quiera y pueda, que el resto seguiremos haciéndonos cruces de como una saga como esta arrasa en la taquilla y encima tenemos que dar gracias porque gracias a títulos como estos la industria no se va al garete. Y aún nos queda la cuarta entrega por llegar.