Vuelve el cine braseliño más peleón, con Tropa de élite. Ni que decir tiene que, si no hubiera sido por el inesperado éxito festivalero de Ciudad de Dios, películas como esta no estarían llegando a nuestras pantallas.
Y eso que aquí hablamos de un film galardonado con el Oso de Oro a la Mejor Película en el Festival de Berlín. Pero Ciudad de Dios incluso ha servido para que en Brasil se atrevan con más películas de este tipo, atrevimientos que de otro modo quizá no hubieran tenido lugar.
Jose Padilha, hasta ahora responsable de algún trabajo para TV y de algún que otro documental, se adentra de nuevo en las terribles 'favelas' brasileiras, pero le imagino huyendo del estilo vibrante y eléctrico de Ciudad de Dios. Donde allí primó el cine y el montaje, el influjo de grandes como Scorsese, aquí ganará peso la cámara en mano, el sentido del realismo, el falso documental, la sensación de cámara en directo. Constantes que me recuerdan mucho a títulos como, por ejemplo, Sunday bloody sunday, de Paul Greengrass.
Una película de denuncia, tanto de un lado como del otro, el crimen y las técnicas de control policiales. Cine de evidente carga social aunque seguramente sin miedo a una potente puesta en escena y sin huir de testigos violentos, de sangre y de suciedad.
Veremos si da como para mantener el nivel tan alto como lo dejó Ciudad de Dios, y veremos si da como para no perder el respeto al jurado que le otorgó el máximo galardón en Berlín, donde recordemos que competía, entre otras, con la magnífica y superior Pozos de ambición.