Crítica de la película Un cuento de Navidad por Iñaki Ortiz

Otra fuerte personalidad cinematográfica


4/5
19/04/2009

Crítica de Un cuento de Navidad
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Arnaud Desplechin es uno de esos directores con suficiente personalidad para crear sus propios universos, que no necesita tener un enlace explícito con la realidad. Los personajes, en algunos casos muestran reacciones que son difíciles de asimilar pues su personalidad no necesariamente debe tener un reflejo en el mundo real. Esto conduce a dos cuestiones: la película se vuelve adorablemente imprevisible y original (incluso aunque el argumento sea el de la clásica reunión de una familia complicada que se junta por una fuerza mayor), y por otro lado, se forma cierta distancia entre los personajes y el espectador que enfría la película. Pienso, por ejemplo, en los personajes de Wes Anderson, estrafalarios y chocantes, pero que según avanza la película van dando muestras de emociones mucho más asimilables. Aquí es difícil posicionarse en algún sentido dentro de las disputas familiares, por ejemplo, y la implicación se vuelve más contemplativa.

Que las emociones no fluyan por la senda habitual no quiere decir que brillen por su ausencia. El frenético montaje y la inusual utilización de la banda sonora, consiguen, además de un ritmo estupendo, unas atmósferas complejas que evocan sentimientos y emociones. La película se mueve, por tanto, en dos direcciones diferentes, la narrativa y la psicológica, sin que ambas estén necesariamente en sintonía. Algo como lo que conseguía Paul Thomas Anderson en su última película, Pozos de Ambición.

Por último, atendiendo únicamente a las elecciones formales, también podemos decir que tenemos un estilo muy personal. Llama mi atención, por encima del resto, el gran sentido del ritmo que demuestra. Gran parte del montaje y los movimientos de cámara muestran un estilo descuidado, con cortes abruptos (especialmente de la banda sonora) y algunos pequeños movimientos que parecen improvisados, casuales. La sensación que llega es la de un rodaje rápido, apresurado (sensación buscada y posiblemente falsa, eso es lo de menos), y de esta manera, el ritmo de la película se ve acelerado por la aparente frescura del proceso de creación. La ejecución de la obra forma parte de la obra en sí misma, pero sólo de forma psicológica, no explícita.

En cualquier caso, una película interesante muy en la línea de anteriores trabajos, tanto en la forma como incluso en el reparto. Un director a seguir, y una película a revisitar.



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Un cuento de Navidad en festivales: Festival de Cannes 2008 , Festival de Las Palmas 2009




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