Efectivamente, El discurso del rey sigue el camino marcado por La reina: tratar un tema
secundario para, de forma colateral, abordar cuestiones de mayor
importancia. Ver ambas películas seguidas, primero esta última, es
una buena manera de comprender las transformaciones que ha sufrido la
monarquía británica a lo largo del siglo XX. Desde el "ahora
somos actores" de Michael Gambon, hasta la necesidad de
ceder ante la opinión pública de Helen Mirren. Y es que el tiempo
que abarca esta película no puede ser más relevante. La abdicación,
la guerra, los nuevos medios de comunicación... Todo esto hace que
detrás de esa historia entretenida y entrañable del único amigo
del rey, haya un fresco muy interesante sobre cuestiones históricas.
Dos de los grandes pilares de esta
película, evidentemente, son Colin Firth (con ese papel que
es todo un regalo para un actor y que le va a suponer sin lugar a
dudas el Oscar) y Geoffrey Rush, que es todo carisma y
frescura. Cumple bastante bien Helena Bonham Carter, otorgando
energía y personalidad a esa reina madre que fue definida por Hitler
como "la mujer más peligrosa de Europa".
La dirección de Tom Hooper,
funciona mejor de lo que esperaba, dentro de su absoluta correción.
Falta un punto de talento, de personalidad, algo que lo aleje de ese
estilo absolutamente convencional. En general, todos los aspectos
técnico-artísticos son perfectamente correctos, ni más ni menos.
Lo que sí echo en falta es un proceso
de aprendizaje, en el protagonista, algo más suavizado. Creo que no
termina de estar tratada a fondo la relación entre los dos
personajes, en cómo consigue el rey superar su impedimento. Se queda
en una simple cuestión de problema mecánico vs problema
psicológico, sin desentrañar demasiado esos traumas que asoman
tímidamente en alguna de las sesiones.
Una película disfrutable y de interés.