Cuando un realizador español, elige para su ópera prima una trama en la posguerra española, desde luego no denota demasiada originalidad. Así que supongo que este título, pasará a engrosar la larga y cansina lista de películas de nuestro país que versan sobre el mismo tema. Puede que mi visión sea extremadamente maligna en este sentido, pero hasta parece que en los Goyas de las últimas ediciones, por mucha nominación que hayan tenido Las 13 rosas o Los girasoles ciegos, al final se les ha privado de los grandes premios. Lo que espero que sea una señal que pide a gritos, un poco más de variedad e iniciativa.
Así que por mucho que el director y guionista Francisco Avizanda, haya intentado ser original e incluir en su primer largometraje pseudo-mataharis o extremos inconformistas, no puedo evitar instintivamente un rechazo hacia el film. Como no podía ser de otro modo, un drama, que ambientado en 1953, siento decir que tiene pinta de culebrón envasado al vacío, cortado y listo para el consumo de urgencia en los cines.
Siento en el alma tener que decirlo, pero el tufillo a telefilm que desprende, por muy digno que parezca el título elegido, no puede augurar nada mejor.