Esta película fue una de las cinco que competían por el Oscar en la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa.
Su nacionalidad es danesa y está dirigida por Susanne Bier, una autora que tuvo mucho éxito con su anterior film, Hermanos, con el que consiguió importantes premios.
Pero sobre todo se dio a conocer en el mundo cinematográfico con la obra Dogma Corazones abiertos, una apuesta difícil y arriesgada que consiguió verse en el Festival de Cine de San Sebastián.
La película, pese a ser danesa, no se desarrollará íntegramente en Dinamarca, pero lo que sí que mantendrá intacto es su capacidad para crear drama desgarrado.
Una premisa argumental molesta por su predisposición al drama, me temo que no sabrá ser engarzada con la sutileza necesaria para que en nuestros días funciones sin molestarnos una película con una dialéctica tercer mundo vs primer mundo.
Una obra que puede resultarnos tan pretenciosa como interesante, por la frescura de unas actuaciones encabezadas por Mads Mikkelsen, el malo de Casino Royale, que nos provocará la necesaria sensación de realismo, que no de realidad, para no naufragar en una película que nace para DENUNCIAR, así con mayúsculas.
En mi opinión, demasiadas sutilezas que crear para una directora que gusta de dirigir con guantes de boxeo en las manos.